El domingo 27 de abril de 2010, Raúl Chaminade, Isidro, Julio Jordán y yo madrugamos para llegar a tiempo a la salida de la Media Maratón de Montaña de La Matanza Acentejo.
La carrera de montaña incluyó un recorrido muy difícil de subida por caminos rurales de las montañas que suben desde el poblado de La Matanza, al norte de la isla de Tenerife.
Comenzamos a subir entre carreras y caminatas por sendero muy empinados sobre las 10:00 am. Inicialmente me había apuntado a la carrera de 14 Kms., pero animado por Raúl con el que hice todo en ascenso, seguí subiendo por el recorrido de los 21 Kms. A las 1:46 horas de subida continua llegamos a la cima del recorrido a 1.5 Kms. de altitud, con la sensación de haber subido un rascacielos por las escaleras, pues los tramos en que no podíamos correr (íbamos andando) debido a la inclinación y estreches del camino, el pulso no bajaba de 170 p/min.
Pero lo peor de todo estaba por llegar. La bajada es trepidante y por caminos llenos de obstáculos y piedras a una velocidad que por momentos no puedes controlar por la pendiente tan abrupta. Formábamos un grupo de 5 o 6 corredores que constantemente nos avisamos unos a otros “cuidado con los tobillos” hasta que pisé una piedra y caí del dolor por la torcedura de mi tobillo izquierdo. Paramos Raúl y yo para ver si podía recuperarme, pero yo sabía que había sido una torcedura seria. A los pocos segundos el dolor me remitió debido al calor del cuerpo y continúe corriendo despacio por un camino llano que durante unos 10 minutos.
Cuando comenzamos nuevamente la bajada sufrí una segunda torcedura en el mismo tobillo debido quizás al debilitamiento por cansancio de los tendones y músculos que rodean la zona y entonces me di cuenta que tenía que parar. Quedaban 7 Kms de bajada. Los organizadores me subieron al carro de la prensa y me bajaron 3 Kms. Mientras el dolor se iba aliviando, hasta llegar a un punto a 4 Kms. de la meta. Me propusieron esperar a que pasaran todos para hacer fotos a los corredores que iban bajando, pero preferí continuar bajando como podía, hasta llegar a duras penas a la meta con el tobillo hinchado y resentido de dolor. Esos últimos Kms. cuesta abajo por barrancos y caminos rurales fueron un infierno, hasta entrar en la meta acompañado por David (que me esperaba con cara de preocupación) y los hijos de Raúl.
La carrera me deja inconforme y preocupado, pues en los próximos fines de semana de abril tengo comprometida un par de carreras más. Veremos como evoluciona mi maltrecho tobillo.
Adjunto comentarios de Isidro sobre esta experiencia:
Tenemos que ir pensando en poner al grupo algun nombre y preparar unos equipajes…
Juancar y julio prepararos para la blue trail, aunque dudo que sea tan dura como la de la matanza, como su propio nombre indico, fue una matanza de piernas…”
A lo que respondió Raúl:
“A mi el que me vuelva a hablar de carreteras de montaña en los próximos dos meses le meto una patada en los cojones.
Me metí en la bañera y me quedé dormido dentro, lo que nunca en la vida…
Yo voy a cumplir con lo de los equipajes pero alguien tiene que buscarlos, como nombre propongo "los mariconetis", a que no hay guevos…”
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